jueves, 27 de mayo de 2010

El zapaterazo (editorial programa La Gran Esperanza nº 41)



Si hoy empezáramos este programa por otro sitio distinto que el “zapaterazo”, flaco favor le estaríamos haciendo a la causa nacional-sindicalista y a la razón de ser de este programa.


Nos hemos marcado objetivos, sí, y la defensa de la verdadera Memoria Histórica es uno de ellos, como venimos evidenciando edición tras edición, pero no existimos sólo para la reivindicación del pasado, sino para prometer un futuro distinto.


Estas pasadas semanas se ha destapado la caja de los truenos y todos los plumeros han quedado al aire. Rodríguez Zapatero, el enorme embustero, el peor presidente de la historia de España desde Godoy, ha asestado su último machetazo a los más débiles, como siempre, cuando menos falta le hacen: entre períodos electorales. Su obsesión es ganar las próximas elecciones, pero para eso quedan dos años y ahora sus subvencionados votantes con todo tipo de cheques ya no le hacen tanta falta. Ya se sacará un conejo de la chistera cuando corresponda.


Ahora ha llegado el momento de las vacas flacas – de cumplir las instrucciones que nos mandan los gobiernos mundiales del entorno capitalista – y no le duelen prendas en congelar pensiones, rebajar sueldos a los funcionarios y retirar cheques y subsidios que sirvieron para comprar los votos que hoy le soportan en el Gobierno.


España marcha ya camino de convertirse en una economía típicamente soviética. Sí he dicho típicamente soviética y lo explicaré: más de la mitad de la población española depende económicamente del Estado. El 20% de parados, el 20% de funcionarios, el 14% de jubilados y subsidiados y un porcentaje indeterminado de los que están en formación y en otras clasificaciones eufemísticas para no decir que son parados. Más de la mitad de la población, como en los regímenes soviéticos, pero con una diferencia: La ineptitud de quienes nos gobiernan. Porque de ese 54% largo de dependientes del estado son todos sin excepción, de los llamados improductivos en términos empresariales y económicos, es decir, en términos de creación de riqueza.


Al menos en Cuba, en China, o en la antigua URSS, los medios de producción estaban en manos estatales. Practicaban capitalismo de estado, sí, y adolecían de una terrible falta de libertad, pero al menos controlaban los bienes y los servicios.


Este analfabeto funcional, siguiendo la estela de los gobiernos liberal capitalistas de izquierda y derecha anteriores, ha hecho todo lo contrario: los transportes, las comunicaciones, las telecomunicaciones, la banca y los operadores energéticos son todos privados. Todos han ganado dinero a espuertas en los peores momentos de la crisis y no han dudado en ponerse en manos extranjeras si ha sido preciso. Nosotros nos hemos quedado con los planes de rescate de la banca, con las quiebras de las Cajas de Ahorro - verdaderos cementerios de políticos defenestrados - con las cadenas de televisión públicas a mayor gloria del político de turno, y ahora con las restricciones al débil y el silencio culpable de los sindicatos de clase.


Ha llegado el momento de cambiar. No nos cansaremos de repetirlo. Este modelo está caduco, muerto, desarticulado y sin solución. No caben modelos de subsidio, ni modelos de competencia globalizada y capitalista. No cabe la fuga de fortunas y capitales y que los impuestos los paguen siempre los mismos. No cabe más destrucción de PYMES y autónomos mientras la corrupta clase política se hace los trajes en “gürtel” e “invierte” en hípicas de terreno recalificado. No cabe poner dinero para que la gente no se muera de hambre y esperar mejores tiempos, sin más, porque eso no funciona.


Hace falta un gran pacto. No un pacto de Estado ni de fuerzas políticas. Hace falta un gran pacto entre todos los miembros de la cadena productiva, entre trabajadores y empresarios, para participar de un mismo proyecto; no sirve ya nacionalizar las deudas, las miserias y los subsidios y privatizar el crédito, los servicios y la producción.


Sólo sirve cambiar el modelo; pedirnos a todos un gran ajuste a cambio de ese nuevo modelo en que los trabajadores y los empresarios compartamos eficazmente el producto de nuestro esfuerzo, de nuestro sacrificio y de nuestro trabajo. No cabe pedir esfuerzos para subsidiar Memoria Histórica, titiriteros de la ceja y traducción simultánea en el Congreso y no cambiar nada en el modelo de participación, en el reparto del crédito y en el acceso a la propiedad por la que cada uno se deja la piel.


Y desde luego no cabe seguir lanzando cortinas de humo y mantener a todos pendientes de un hilo en el hogar, mientras seguimos perpetrando barbaridades a cuenta de la Memoria, como en el Valle de los Caídos, o asistiendo a ceremonias indecentes entorno a un juez corrupto, sectario, prevaricador y amigo siempre de sí mismo, del poder y de la banca.


Ya no hay espacio para todo esto. La olla está a punto de estallar y sólo cabe otro modelo. Un modelo nacional, que suprima el gasto superfluo, que elimine la organización autonómica de faraones y la convierta, de verdad, en una organización administrativa de cercanía al ciudadano, que devuelva propiedad a cambio de trabajo, de compromiso, de apretarse el cinturón, pero que convierta a los hombres y mujeres de España en protagonistas de su destino y no en meros actores secundarios de un nuevo “Plan Marshall”.

Que acabe con las miserables organizaciones sindicales dependientes y subsidiadas y las sustituya por una única organización sindical fuerte, con un único objetivo común.


No sabemos si esto es una utopía o un deseo, pero seguro que es una urgente necesidad.


Pero para no abandonar nuestro compromiso con la historia, con la memoria, con la verdad y con el pasado, no sea que nos veamos obligados a repetirla por olvidadizos, también hoy daremos un vistazo atrás, a ver que podemos aprender. Lo haremos con un testigo único, con un notario de la realidad, con un documentalista de excepción. Acomódense y escúchennos.

domingo, 23 de mayo de 2010


´No dejaremos de gritarlo en ningún momento: hay setecientos mil españoles en paro forzoso hay setecientos mil españoles que comen de milagro. ¿Cómo puede haber Parlamento, Gobierno ni partidos que vivan en paz mientras esa trágica llaga sigue abierta al costado de nuestro pueblo?´


José Antonio (Arriba, núm. 2, 28 de marzo de 1935)

viernes, 21 de mayo de 2010

EMULANDO A BERTOLT BRECHT


Recibido por email



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Primero os vi paseando a vuestras "niñas" y a vuestras "botellas" de fiesta en fiesta y con billetes verdes en la cartera, pero a mí no me importó, porque yo quería aprobar y asegurar mi futuro.

Después oposité y me tuve que marchar de mi ciudad natal, y encontré a otros como vosotros, pero yo no le dí importancia, porque yo sabía lo que quería.

Después vi muchos como vosotros, surcando carreteras en sus lujosos coches pagados con dinero negro (que yo no me podía permitir), camino de sus playeros apartamentos (que por sus nóminas, ellos no se podían permitir), pero yo no dije nada, porque yo no necesito nada de eso para ser feliz.

Después me restregasteis por la cara gambas, vacaciones en América, y vuestros ingresos de 5.000 y 6.000 euros al mes, pero yo no dije nada, porque no sentía envidia.

Después llegó la hora de pagar vuestro falso sueño, y convencisteis a los principales partidos políticos de que yo era un privilegiado, y eso sí me importó y me preocupó.


Hoy, habéis metido VUESTRAS SUCIAS Y NEGRAS MANOS en el plato de lentejas de mis hijos, Y LO VAIS A PAGAR, por todos los medios legales que tengamos a mano, pero, LO VAIS A PAGAR.


UN FUNCIONARIO

Ángel Martín Valenciano
Nacido en Barcelona, el 1 de Septiembre de 1962

(Mis antiguos 1.800 euros/mes y yo, no nos ocultamos de
nadie y caminamos con la cabeza muy alta)

domingo, 16 de mayo de 2010

JOSÉ LUIS CONOCE A NAPOLEÓN


Harto de dar vueltas en la cama, mareado por los problemas que sus colaboradores ponían sobre su mesa, José Luis decidió levantarse.

Pepiño y Maritere, que fueron los últimos en irse, le dejaron sobre la mesa de trabajo un buen número de papeles que tenía que revisar. Decidido a no perder más tiempo a la captura de un sueño que se escapaba, se encaminó al despacho tras calzarse las pantuflas para poder ir adelantando algo y ahorrar tiempo al día que aún ni se anunciaba.

De camino, aún aturdido por las nieblas de la noche, tropezó con una gran librería que, en el pasillo, almacenaba todos esos textos que sus predecesores en el cargo habían adquirido para dar lustre al despacho, aunque nunca los hubieran abierto, ni siquiera desprecintado, pero que a él incluso incomodaban por su mera presencia. Del anaquel más alto, se le cayó en la cabeza "El príncipe", comentado por Napoleón. Frotándose levemente el chichón que esa encuadernación noble le había causado, entró en el despacho y, apenas cerró la puerta, escuchó un roce sobre su moqueta. No estaba solo.

- ¿Sonso, ¿eres tú?

No encontró respuesta. Encendió el flexo de su mesa y lo vio. Notó que el corazón se le escapaba por la boca al reconocer esa silueta, esa imagen tan reproducida a lo largo de la historia, esa mano en el pecho...

Salió de su sopor, balbuceando "es absurdo, es absurdo", cuando escuchó a Napoleón decir...


N: En política, un absurdo no siempre es un obstáculo

JL: No, no puedes ser tú, es increíble...

N: La credulidad reside en nuestra naturaleza imperfecta

JL: Que vengas a visitarme me alegra, me da un espaldarazo definitivo como gobernante

N: Me siento solidario con todo, desde Clodoveo hasta el comité de salud pública

JL: Aun así, me siento conmovido y agradecido, porque...

N: El hombre de Estado no tiene derecho a ser sentimental.

JL: Vale, perdona. Justo estos días estoy muy preocupado por los ajustes económicos que he tenido que hacer...

N: Nada más difícil que decidirse.

JL: Dije muchas cosas de las que ahora debo arrepentirme, ¿sabes?

N: La mejor manera de tener palabra es no darla nunca.

JL: Los sindicatos, a los que tanto he dado, ahora están enfadados.

N: La ingratitud es el defecto más vil del corazón humano.

JL: Yo creía que tendrían en cuenta la situación, el esfuerzo necesario, el...

N: Las naciones, como la historia, sólo tienen en cuenta los acontecimientos.

JL: Bueno, de todas formas, con esto lo que hago es salvar la situación. La historia ésa que mencionas me considerará un gran líder.

N: De lo sublime a lo ridículo sólo hay un paso.

JL: ¡Pero si ni siquiera he tomado todas las medidas que me recomendaban!

N: Es lo mismo hacer las cosas a medias que no hacerlas.

JL: ¡Pero yo no podía hacer todo eso! ¡Entonces si que me crucifican!

N: No atreverse significa no hacer nada valioso.

JL: ¡Sí me atrevo! He explicado a todo el mundo que nos esperan días duros, que...

N: Sólo se puede gobernar un pueblo ofreciéndole un porvenir. Un jefe es un vendedor de esperanzas.

JL: ¿Me sugieres que les mienta?

N: La mentira pasa, la verdad permanece.

JL: Menos mal; una cosa es que me llamen tonto, otra mentiroso o malvado.

N: Cuando se ha sido pérfido, uno no puede convertirse en tonto.

JL: Hacer lo que tengo que hacer, sin al menos maquillar la verdad, es imposible, créeme.

N: Lo imposible es el refugio de los cobardes.

JL: Tendría que hacer cosas que dirían que son inmorales.

N: Lo más inmoral es desempeñar un oficio que no se conoce.

JL: Al menos me reconocerás que hasta ahora mi gobierno ha brillado.

N: Un gobierno nuevo tiene que deslumbrar y sorprender; cuando deja de brillar, cae.

JL: Además del pueblo, tengo a Su Majestad de mi lado, sus últimas declaraciones...

N: Los reyes sólo aprecian a aquellos que les resultan útiles, y sólo mientras lo son.

JL: ¿Útil yo al Rey?

N: Hay dos palancas para mover a los hombres: el miedo y el interés.

JL: Bah, de todas formas, siempre tendré a los míos, a mi partido, ayudándome...

N: Gobernar por un partido significa, tarde o temprano, depender de él; ¡A mí no me cogerán! Soy nacional.

JL: ¿Insinúas que sólo atiendo a sus razones?

N: Aquél que lucha contra su patria es un hijo que mata a su madre.

JL: La gente se queja en la calle, pero no hay mejor manera de gestionar.

N: Mi política consiste en gobernar a los hombres como la mayoría quiere ser gobernada. Creo que ésa es la manera de reconocer la soberanía de un pueblo.

JL: Eso es lo que intento hacer. Por eso respondí al clamor popular colocando a la Iglesia Católica en su sitio.

N: Una sociedad sin religión es como un barco sin brújula.

JL: Discrepo. La religión en general es una mentira que...

N: La religión atribuye al cielo una idea de igualdad que impide que los ricos sean masacrados por los pobres.

JL: Yo soy ateo, no me hace falta ese apoyo.

N: El ateismo ha sido un principio destructor de toda organización social que niega al hombre toda posibilidad de consuelo y toda esperanza.

JL: No me hacen falta los curas para eso.

N: La religión cristiana será siempre el apoyo más sólido para el gobierno que sepa cómo servirse de ella.

JL: Insisto, podemos sustituir esa estructura clásica.

N: Los conquistadores hábiles nunca se enemistan con los sacerdotes.

JL: Me hablas de una institución con los días contados.

N: Los pueblos pasan, los tronos caen, la Iglesia permanece.

JL: La Iglesia caerá en el momento en que no tenga fieles. Y la Fe es algo escaso en la España del XXI.

N: Si le arrebatáis al pueblo la Fe, sólo tendréis salteadores de caminos.

JL: Veo que abogas por la Iglesia como apoyo al gobernante.

N: No puede existir sociedad sin moral; no hay buena moral sin religión Así pues, no hay más religión que la que proporciona al Estado un punto de apoyo firme y duradero.

JL: Estás desfasado, eres de otro siglo.

N: Sólo la religión consigue que los hombres soporten las desigualdades de rango, porque tiene consuelo para todo.

JL: En esta España multicultural hay más de una forma de llegar a eso.

Napoleón se revolvió inquieto, y mientras mascullaba "El mérito de Mahoma es haber fundado una religión prescindiendo del infierno", se sentó en el silloncito azul de la esquina.

JL: Hablas demasiado de conceptos caducados. La religión, la moral... son tiempos de democracia

N: No son necesarios cien hombres para discutir las leyes dictadas por treinta: no hacen más que parlotear.

JL: No discuten. Mi discurso les cautiva...

N: Los grandes oradores que dominan a las asambleas por el esplendor de sus discursos son, en general, políticos mediocres; su fuerza esta en la imprecisión, la práctica los mata.

JL: De acuerdo con que en la práctica algunas cosas fallan, pero es que las circunstancias...

N: Quienes no saben aprovecharse de las circunstancias son tontos.

JL: La oposición no lo pondrá fácil.

N: Hay que presentarse ante los enemigos y poner buena cara; si no, creen que se les teme y eso les hace intrépidos.

JL: De todas formas no me dan miedo, seguro que al final los sindicatos me ayudan, es su enemigo común.

Napoleón le miró con un brillo de ironía en sus ojos y dijo "En las revoluciones hay dos tipos de personas: las que hacen y las que sacan provecho"

No se dio por aludido José Luis.


JL: Eso sí, estarán un poco enfadadillos porque no he podido cumplir mi palabra.

N: Los gobiernos sólo cumplen su palabra cuando se ven forzados a ello, o cuando hacerlo les resulta provechoso.

JL: ¿Tú qué hacías cuando ocurrían cosas sorprendentes?

N: Un incidente no puede dirigir la política, sino que la política debe dirigir los acontecimientos.

JL: Pero ¿cómo lo capeabas?

N: Actúo en política como en la guerra: distraigo un flanco para batir al otro.

JL: Básicamente es lo que yo hago también, claro. Pero no logro tener contento a todo el mundo.

N: Se gobierna mejor a los hombres por sus vicios que por sus virtudes.

JL: Creo que te voy entendiendo...

N: La ambición es la más poderosa de las pasiones.


José Luis se rascaba la cabeza intentando digerir lo que el corso le decía, cuando éste continuó: "Los hombres que han cambiado el mundo no lo han conseguido remplazando a los gobernantes, sino agitando a las masas".

JL: ¡Eso! Agitación. Se lo decía a Iñaki. Agitación y aparentar estar convencido de lo que se dice

N: Es necesario emplear el tono conveniente para que los pueblos obedezcan, y obedecer, en general, es temer.

JL: Me gusta eso de que me teman. Cada vez me gusta más, pero eso sí, guardando las formas.

N: La buena política consiste en hacer creer a los pueblos que son libres.

JL: Aunque no me acompañen las circunstancias...

N: En la guerra, como en la política, la oportunidad perdida nunca vuelve a presentarse.

JL: Ya, eso lo he comprobado, me refería a que suelen decir que mi gobierno deja muchos cabos sueltos.

N: En toda gran operación, siempre nos vemos obligados a dejar algo al azar.

JL: ¡Exacto! Pero yo no tengo mucha suerte, dicen que soy gafe...

N: Recordad que a mi lado marchan los dioses de la guerra y de la fortuna.

JL: Yo creo que es culpa de mi gabinete. No he tenido demasiada suerte al elegir...

N: Un hombre al que haga ministro no ha de poder volver a mear al cabo de cuatro años. Es un honor y una suerte eterna para su familia.

JL: A algunos de los míos se les acusa de enriquecerse; mira a Pepe, que le recriminan los pisitos que tiene.

N: En general hay una disposición negativa hacia los que tienen dinero.

JL: Al menos tengo a la gente de la cultura oficial dando palmas con las orejas, haga yo lo que haga; eso me consuela.

N: Todos los hombres de talento y todos los que han obtenido un rango en la república de las letras son hermanos, sea cual sea el país que les haya visto nacer.


José Luis se giró para coger un periódico. Quería preguntarle a Napoleón cómo solucionar algunos problemas candentes del momento. Pero el pequeño corso se dio cuenta, sacó la mano de su pechera y espetó "Es necesario que la moral y las ideas políticas de la generación que está formándose dejen de depender de la noticia del día o de las circunstancias del momento". Enfadado, salió de la habitación. José Luis le siguió, pero al girar, de nuevo un libro le golpeó en la cabeza.


Sonso: José, José ¿estás bien?

JL: ¿Qué ha pasado?

S: Estabas en el suelo. Ven, anda, vamos a acostarnos, que las niñas aún no han vuelto del concierto de "Malas pulgas satánicas"; vamos a esperarlas mientras vemos la grabación de "La Noria", que tanto nos gusta.


Nota para inquisidores: Ésta es, obviamente, una historia inventada, pura ficción. Las frases del pequeño gran corso son, eso sí, suyas. Las de José Luis deben adjudicarse única y exclusivamente a mi animus jocandi, zarandeado por una digestión pesada. Cualquier parecido con la realidad, es obvio, no puede dejar de ser más que una terrible coincidencia.

JUAN V. OLTRA


http://bitacorapi.blogia.com/2010/051501-jose-luis-conoce-a-napoleon.php



miércoles, 12 de mayo de 2010

RADIO 12 DE OCTUBRE




Sobre el canal Radio 12 de Octubre:



El proyecto radiofónico 12 D Octubre, ha sido creado como una iniciativa impulsada por un grupo reducido de personas que comparten circunstancias o inquietudes comunes. Somos una organización de jóvenes patriotas españoles, sin fines de lucro e independiente de cualquier partido político.

Estamos plenamente convencidos de que “otra radio es posible” y nos empeñamos en contribuir a la construcción, desde las bases, de una radio libre que llegue a ser con el tiempo punto de encuentro, reflexión y entretenimiento para nuestros oyentes. Un espacio desde el cual reivindicaremos el valor de la palabra como el arma más poderosa contra la desinformación y la incultura.

Todo esto se verá necesariamente reflejado en los programas que se produzcan y en la programación.

Nuestra radio estará atenta a las inquietudes, sueños, demandas, denuncias y propuestas de las personas que compondrán su audiencia. Con esta idea, iremos ensayando paulatinamente una gama de formas de participación para que se escuchen las voces de la gente común.

Sabemos que uno de los retos más importantes de esta radio está en el diseño de sus contenidos y el tratamiento que les demos. Los programas que estaremos ofreciendo al público abordarán diversos temas relacionados con la actualidad, el medio ambiente, la educación, el deporte, la música y la cultura.

Cargados de buenas intenciones, comenzamos nuestras actividades haciendo caso un viejo dicho popular: “si quieres construir un sueño, hazlo despacio, haz pocas cosas pero hazlas bien”. Empezaremos transmitiendo 24 horas los programas producidos por las personas y organizaciones que impulsan este proyecto radiofónico y poco a poco iremos añadiendo programas en vivo y en directo.

Por lo pronto estaremos en Internet y aprovecharemos todas las posibilidades de esta tecnología.

Para finalizar, hacemos una invitación abierta para que se sumen a este proyecto quienes con su talento se crean capaces de añadir emoción y diversión a esta aventura radiofónica.

La radio 12 D Octubre ya es una realidad.






domingo, 9 de mayo de 2010

YO CONFIESO


Eduardo López Pascual, mayor de edad, vecino de esta ciudad, casado y ya retirado de mi trabajo como profesor, después de toda una vida entre vosotros, confieso. Confieso que soy falangista casi desde los diecisiete años, luego de haber vivido diez años dentro del Frente de Juventudes y de las Falanges Juveniles; confieso que fue allí donde me inicié en cosas tan peligrosas como amar a España. A saber convivir con todos los muchachos de mi pueblo, a caminar junto a ellos, a comer de la sartén los arroces del domingo en las marchas de las centurias, a dormir ocupando la misma tienda de campaña, a rezar un padrenuestro conjunto, a cantar letras que hablaban de camaradería, de servicio, de hombres del mañana. Confieso que ha sido en esas centurias de jóvenes, repletas de adolescentes de todas las clases sociales, más de las humildes como yo, donde escuché las primeras palabras escritas por un español excepcional, José Antonio, que hablaba de justicia social, de esperanza por una patria grande y libre. Y confieso, como no, que allí me enseñaron cosas tan extrañas como respeto, obediencia, esfuerzo, convivencia y perdón. A superar diferencias cuando otros compañeros procedían de situaciones distintas, como los camaradas saharauis musulmanes, o los hijos de hombres que lucharon en bandos muy contrarios en una guerra incivil. Confieso que oí hablar de la Falange, y que eso abrió un sentido de compromiso por mi país; y desde ese sentimiento llegué a querer servir a España y a los españoles.

Confieso que me entusiasmé con las Obras Completas del fundador de Falange Española, José Antonio, en las que leía textos tan terribles como "queremos desmontar el capitalismo", que el hombre, y la mujer, eran el "Eje del sistema", o sea, lo más importante, lo que persiste y persistirá siempre; y también me empapaba de aquellas consignas igualmente peligrosas como "que sea mi sangre la última derramada en discordias civiles". O, buscamos un hombre "mitad monje, mitad soldado"..que por lo que se ve son por su propia naturaleza verdaderamente perversas. Si, confieso que esas palabras y lo que aprendía de José Antonio, -"Ser español es una de las pocas cosas serias que se pueden ser en el mundo"-, me hicieron falangista. Por eso no tuve inconvenientes en ir a Covaleda, y a Sanabria, a Riaño y a El Escorial, y otros sitios al lado de jóvenes venidos de todas las regiones española, comprometiéndonos con el ansia de transformar a nuestra nación, modernizarla, hacerla más próspera y digna, sin mirar al pasado triste, sino a la historia grande, a colaborar en las aldeas y campos de España. A atender y ayudar a sus gentes. Por eso, hacíamos cosas tan horribles como organizar campamentos, o iniciábamos cabalgatas para los niños, abríamos campeonatos de fútbol, o baloncesto, de balonmano, y hacíamos concursos literarios, teatro, y guiñol para miles de nuestros niños. Pero además nos sentíamos partícipes en ofrecer al pueblo español un ideal de tarea común. Asumí ser Delegado Local de Juventudes, para hacer más cultura, más ciudadanos, más españoles. Fui concejal en un ayuntamiento de aquellos años, para mejorar en lo posible a la ciudad donde vivía y trabajaba. Hacía política falangista.

Así que confieso. Soy falangista desde entonces y el mensaje no ha cambiado; servir a España, creer en su destino como pueblo, como nación. Trabajar para que mi prioridad sea el prójimo más necesitado, y todo en base a procurar una sociedad más libre, apacible y democrática.. Confieso que como falangista me inculcaron y acepté como norma a seguir, procurar que todos los españoles tuvieran una vivienda digna, que los trabajadores fueran copropietarios de su trabajo, que hubiera una sanidad y enseñanzas públicas de calidad; que prevalecieran valores de un humanismo universal basado en la mejor ética, la moral correcta, y un sentido claro de nuestra preocupación por la ecología, la defensa e la naturaleza, reinventamos el senderismo, y plantábamos árboles, y una sincera identificación con los valores libremente aceptados de la tradición cristiana. Si todo esto que lo suscribo personalmente, supone un peligro para la sociedad, no tienen más que venir a mi casa, prenderme y encerrarme en las oscuras celdas de un régimen que se llama democrático, porque yo, confieso que soy falangista.


sábado, 1 de mayo de 2010

RECONQUISTANDO LA HISTORIA: "SUEÑO QUE SOY PIEDRA", DE GUILLERMO ROCAFORT


Me reconozco un vago integral. Rara vez releo un libro que ya leí en su momento, pero para todo hay excepciones y ésta era obligada.

Hace ya algún tiempo disfruté con el borrador de "Sueño que soy piedra", por cortesía de su autor, Guillermo Rocafort, quien con una mentira amable me pidió que lo revisara, cuando ya éste era de por sí una obra prácticamente impecable.

Su lectura me llevó no a la edad de polvo y hierro del reinado de Enrique II e Isabel la Católica, sino a mis mejores fantasías infantiles, cuando jugaba a ser uno de los soldados a las órdenes del Cid. Llevó el sabor de la sangre a mi boca y el polvo de la batalla a pegarse en el sudor de mi frente, a los tiempos de la reconquista.

Ese es el viaje en el tiempo de este libro, aunque unos años más tarde, a la reconquista en estado puro, ya en los tiempos en que la invasión musulmana tocaba a su fin, vista a través de los ojos de un gran desconocido para los españoles: Martín Vázquez de Arce, el Doncel de Sigüenza, personaje que no obstante atrajo a tantos grandes, desde Hernando del Pulgar a Rafael García Serrano. Personaje que destila magnetismo, de los que provocan ansia de saber más.

Por eso, al llegarme el volumen magníficamente editado por De librum tremens, no dudé en volver a embarcarme en esa aventura repleta de heroísmo, valor y entrega, que fue la vida del Doncel. Ese niño que de pequeño quiso seguir al Cid en su destierro, ahora anhela vestir el hábito de Santiago y embarcarse en la campaña de Granada. En un tiempo que, como decía Ernesto Giménez Caballero, la hispanidad toma tanto impulso para echar a los moros de España que, del salto, llega a las Américas y las descubre.

Al tiempo, los guiños históricos a Gonzalo Fernández de Córdoba, al Conde de Cabra, al Cardenal Mendoza, a la Reina Isabel o, no podía faltar, a un viejo almogávar que por allí aparece, hacen que cualquier amante de la historia desee al tiempo pasar página para seguir vibrando, y, por otra parte, que ésta no se acabe nunca para que el placer se eternice.

Con este texto, Guillermo Rocafort pasa de ser un valor en alza en el mundo de la historia novelada, a convertirse en referencia obligada; sus títulos precedentes unidos a éste le dan un lugar en el pedestal de las letras españolas contemporáneas.

No puedo cerrar mejor esta crónica que con la frase de cierre que el autor da a su libro: Magnorium non est laus sed admiratio (De los más grandes no cabe la alabanza, sino la admiración).